LAS VIÑETAS MIGRANTES

 Las viñetas son como pequeñas píldoras que encapsulan el pensar o sentir de la sociedad, o de la línea editorial, sobre un tema determinado. Las viñetas de Forges o el Roto toman la forma a menudo de sentencias o aforismos ilustrados. 

El énfasis, sí, está en el mensaje, pero la ilustración nos ayuda a establecer quién es el emisor y cuál el contexto. Estos no son, en estos casos, personas o lugares reales. Pero tampoco son ficciones. Son arquetipos diseñados a partir del contexto que aporta el resto del periódico. 


Por ejemplo, la viñeta anti-inmigración de 1883, para resaltar el estatus económico de la gente que emigraba a los EEUU, coloca directamente sobre la casa el cartel, a la vez definición genérica y reduccionista, “Casa de Pobres de Galway”. 


En aquellos momentos, la llegada de irlandeses a los puertos norteamericanos era constante. También lo era el desprecio de los norteamericanos hacia ellos, cuya muestra directa es este recorte de prensa. El pie de la foto, así como el resto del periódico (intuímos), provee del paratexto que nos permite interpretar adecuadamente la imagen. 

Este paratexto puede ser el pie de la caricatura, el periódico en su conjunto, o un encabezado ficticio que encabece la ilustración. Esto último es lo que El Roto utiliza en la siguiente viñeta. Aquí el encabezado le sirve para construir la hipérbole la ya enorme magnitud de la tragedia, concibiendo un continuo de cuerpos sin vida que cruza los mares.  


Aquí, el dibujo no hace sino ilustrar literalmente lo que cuenta el titular, así como una fotografía ilustraría una noticia. En esta, sin embargo, no podemos ver ningún rostro, como haría otra fotografía periodística. Los migrantes vivos son tan anónimos como los muertos. 


En otros casos el titular sí provee de un contexto a la ilustración en la que se termina de contar la historia. Lo hemos visto en la viñeta xenófoba “Casa de Pobres de Galway”, pero también sucede que este titular es en sí una ficción, una que nos ayuda a entender la realidad. 

Forges utiliza este recurso e imagina el caso no tan improbable de que en una de esos cayucos abarrotados, con los rostros igual de anónimos que en las anteriores viñetas de El Roto, viaja el futuro Premio Nacional de Bellas Artes. Aquí, además, Forges lo hace hablar, le otorga una historia y lo hace más humano. El océano brama, ocupando la mitad de la viñeta, y no se ve a nadie en el horizonte, pero aún así Forges le permite soñar. 


Es curiosa la atemporalidad que presenta el tema de la inmigración. Los mismos tropos se repiten una y otra vez. En el caso del sur de Europa, la inmigración está casi siempre ilustrada con el mar de fondo, esa frontera natural que nos separa de África. Pero no siempre es el caso; por ejemplo, entre EEUU y Méjico la frontera natural se puede caminar. 


Por eso nos indignamos tanto cuando Donald Trump propuso la construcción de un muro que, desde el Atlántico al Pacífico, blindara a EEUU de la inmigración irregular. 

Manel Fontevila cuestiona esta doble vara de medir, retratando al océano como un muro. Los esqueletos se quejan no ya de las fronteras en sí, sino de la falta de pudor del recién nombrado presidente (la viñeta es del 31 de enero de 2017, once días después de su toma de posesión). 

En todo caso, olvidamos que el muro también existe en Europa, tanto en el sur como en el este. Enormes vallas metálicas, coronadas de concertinas, previenen a la Unión Europea de la entrada ilegal de migrantes. El viñetista neerlandés Tjeerd Royaards se encargó de recordarnos en una viñeta que se hizo viral. Tras la hazaña del inmigrante ilegal Mamoudu Gassama, que escaló sin pensárselo un edificio para rescatar a un niño que estaba en peligro de caer al vacío, el maliense fue incluso recibido por el presidente de la República Francesa. Esto despertó emociones encontradas que iban del reconocimiento de la heroicidad a la indignación con la ya mencionada doble var de medir. 


Royaards utiliza un calco de la imagen original, sacada directamente de la filmación de la hazaña de Gassama, para ilustrar la inmigración aceptada. A la derecha coloca otro dibujo que es hipertexto de la primera solo que sustituyendo los edificios por las vallas fronterizas de la Unión Europea. Este simple cambio de escenario pone a prueba al lector. El elemento humano es el mismo en las dos, a saber: una persona tratando de salvar un niño, pero ¿debe el contexto cambiar el significado del acto?


Eco, en La Estructura Ausente habla de esta ambigüedad necesaria de la función estética: “La ambigüedad productiva es la que despierta la atención y exige un esfuerzo de interpretación, permitiendo descubrir unas líneas o direcciones de descodificación y, en un desorden aparente y no casual, establecer un orden más calibrado que el de los mensajes redundantes”. (Eco, 1999) En el caso de la viñeta de Royaards, nos vemos forzados a esa decodificación. 



REFERENCIAS

Umberto Eco (1999) La estructura ausente : introducción a la semiótica. Barcelona: Editorial Lumen.


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